A creer se ha dicho
Cada día que te sorprende haciendo lo que te gusta es un día ganado. Un amigo hace unos días me dijo al pasar, "Amanece que no es poco" y debo reconocer que funcionó un disparador en mi cabeza.
Como algo tan simple, unas palabras colocadas con la maestría que dan los años pueden lograr tanto? Trato de empezar mi día pensando en ese regalo magistral que nos da la vida, "Amanece que no es poco" y si además el día comienza haciendo las cosas que te gustan hacer, la cosa se pone mejor aún.
La docencia se ha vuelto en mi un regalo inexplicable, la sensación de sentir que estas ayudando desde el lugar de compartir tus experiencias con gente que van a ser tus colegas en muy poco tiempo, mostrarle tus secretos de profesión y verlos crecer profesionalmente, se ha vuelto adictivo.
Me ha tocado recorrer este camino en diversos ámbitos, casi siempre en lugares y gentes con un perfil de los que se puede presumir, como de alta posibilidad de aplicar los conocimientos y con un elevado nivel de educación.
Pero hace poco tiempo y a raíz también de una persona por la que guardo un afecto especial, se me brindó la posibilidad de poder colaborar con una institución, que entre sus cometidos está la de colaborar con gente que no tiene esas grandes oportunidades y beneficios que da el haber nacido en hogares con mayores posibilidades. El desafío era encontrar ese punto en el que, además de aportar el conocimiento técnico y teórico, le pudiera brindar a los alumnos una ayuda real para su inserción en el mercado laboral y que la misma sea consistente. Y allí nos hemos sentido primero con un gran desafío y después trabajando en las cosas sencillas, en transmitir más experiencias que teorías y recorrer un camino de muchas satisfacciones.
Hoy ha sido un día muy especial, hubo presentación de trabajos de aplicación de conocimientos y ha sido un día maravilloso. Cuando ya nada parece que te puede impresionar, te atrapa la impresión a media mañana, cuanta calidad, cuanta dedicación, cuanto talento, cuanto agradecimiento.
Querer es poder y comprobarlo es casi como sentir la fuerza de un milagro.
Grande, grande, abran paso que sale el talento a la cancha, tienen forma de mujer y hay polenta. A creer se ha dicho.
Como algo tan simple, unas palabras colocadas con la maestría que dan los años pueden lograr tanto? Trato de empezar mi día pensando en ese regalo magistral que nos da la vida, "Amanece que no es poco" y si además el día comienza haciendo las cosas que te gustan hacer, la cosa se pone mejor aún.
La docencia se ha vuelto en mi un regalo inexplicable, la sensación de sentir que estas ayudando desde el lugar de compartir tus experiencias con gente que van a ser tus colegas en muy poco tiempo, mostrarle tus secretos de profesión y verlos crecer profesionalmente, se ha vuelto adictivo.
Me ha tocado recorrer este camino en diversos ámbitos, casi siempre en lugares y gentes con un perfil de los que se puede presumir, como de alta posibilidad de aplicar los conocimientos y con un elevado nivel de educación.
Pero hace poco tiempo y a raíz también de una persona por la que guardo un afecto especial, se me brindó la posibilidad de poder colaborar con una institución, que entre sus cometidos está la de colaborar con gente que no tiene esas grandes oportunidades y beneficios que da el haber nacido en hogares con mayores posibilidades. El desafío era encontrar ese punto en el que, además de aportar el conocimiento técnico y teórico, le pudiera brindar a los alumnos una ayuda real para su inserción en el mercado laboral y que la misma sea consistente. Y allí nos hemos sentido primero con un gran desafío y después trabajando en las cosas sencillas, en transmitir más experiencias que teorías y recorrer un camino de muchas satisfacciones.
Hoy ha sido un día muy especial, hubo presentación de trabajos de aplicación de conocimientos y ha sido un día maravilloso. Cuando ya nada parece que te puede impresionar, te atrapa la impresión a media mañana, cuanta calidad, cuanta dedicación, cuanto talento, cuanto agradecimiento.
Querer es poder y comprobarlo es casi como sentir la fuerza de un milagro.
Grande, grande, abran paso que sale el talento a la cancha, tienen forma de mujer y hay polenta. A creer se ha dicho.
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